CH3CH2OH
Ni solo, ni acompañado en este día de reyes, y es que si no eres monarca no mandas nada en tu reino. Maldita suerte ramera que siempre me pone a prueba para salirse triunfante, y aún así no encuentra manera de conseguir tumbarme.
Una cura de alcohol, demasiada sangre en vena satura mi corazón. Una cura de alcohol para despejarme la mente y sentir solo el presente en esta casa de locos, y sé que no son pocos, aunque si aislados, los que sienten.
Una cura de alcohol para aflorar la sonrisa y dejar, que de noche la brisa, recorra con un escalofrío mi espalda. Una cura de alcohol, que no de sueño, que los sueños, sueños son y de los míos soy dueño, cuando los bailo a mi son. Una cura de alcohol y de alegría y sentir que alma mía, rompe a gritar en contra de mi melancolía.
Día de reyes desierto. En tus arenas tumbado, perdida el agua a tu lado, muere de sed un arroyo. Déjalo correr contigo, que no es más que un mendigo, que tan solo pide beber.